11 de septiembre de 2017

¡La vida es corta; sonreí, mientras te queden dientes!

Si hay algo en lo que la genética definitivamente no me favoreció, fue en la forma, estructura y fortaleza de mis dientes. Tuve mi primera caries a los 3 años, y desde ese momento, las caries y las roturas de piezas dentales se convirtieron en un clásico, que me llevó a visitar odontólogos con mucha frecuencia durante toda mi vida. 

Cuando asomaron mis piezas dentales definitivas, parecía que habían venido en el talle equivocado; me quedaban enormes. Además, los dientes tenían puntas extremadamente largas y filosas, y las muelas tenían fisuras profundasPor falta de espacio (al que contribuía mi paladar altísimo y estrecho), comenzaron a apiñarse. Las muelas se agrupaban como en manojos, y los colmillos superiores quedaron retenidos y comprimían los incisivos hacia adentro. La raíz de uno de mis colmillos estaba peligrosamente cerca del ojo izquierdo, y además de dolor, solía tener inflamaciones en los senos nasales. 
Mi mordida, en lugar de tener forma de "U", era una "V" deformada. Al margen del dolor por la presión de los dientes entre sí, mi sonrisa no era algo para estar mostrando con orgullo, y el filo de las piezas dentales me lastimaba las encías. Durante muchos años, la situación económica no dio como para hacerme un tratamiento de ortodoncia, así que allí andaba yo, sonriéndole al mundo con mi racimo de piezas dentales apiñadas.

Al comienzo de mi adolescencia, el cóndilo (la "bisagra") izquierdo de mi mandíbula comenzó a desencajarse, y era divertido desplazarla de costado y ver cómo mi boca se torcía. Con el tiempo, dejó de ser divertido, porque empecé a tener dolor, y esa “gracia” que había comenzado haciendo en forma controlada, comenzó a sucederme en forma involuntaria. Años después, un odontólogo me dijo que tenía disfunción en la articulación temporomandbular (ATM).

Luego, mis encías empezaron a retraerse y a dejar al aire el cuello de dientes y muelas, y cepillarme los dientes pasó a ser un martirio. Aún haciendo el esfuerzo de cepillarme varias veces por día, tenía muchas caries, y mis dientes y muelas se fracturaban con una facilidad increíble. 
A los 14 años empezaron a hacerme tratamientos de conducto. A los 20 y pico empezaron a colocarme coronas. 

Como detalle pintoresco, si tenés coronas en tu boca, sabrás que -por Ley de Murphy, si se despegan (las coronas, y/o los combos "perno + corona") NUNCA lo hacen de lunes a viernes, de 8 a 20hs, sino en fines de semana, o cuando estás dando una charla ante un auditorio, o durante una reunión, o mientras estás preparándote para asistir a un evento importante. Una solución poco ortodoxa, pero efectiva, si no es posible ubicar a un odontólogo, es usar pegamento de contacto (por ejemplo, "La Gotita"), previa limpieza y desinfección de la boca y de la corona. Este no es un invento mío; es una opción de la que me habló un odontólogo, y que utilicé en más de una ocasión...

Un capítulo aparte en mi experiencia con los tratamientos odontológicos lo merece la anestesia local. Si hay algo desagradable asociado al SED es que, por alguna razón que todavía no se comprende bien, los anestésicos locales no funcionan bien con muchos de nosotros. 
Para mí esto implica 3 situaciones diferentes: 
1) La anestesia tiene menos efecto del que debería. En ese caso, siento todo lo que me están haciendo, me duele, pero a un nivel que puedo soportarlo. 
2) La anestesia hace efecto, pero dura una exhalación. Menos de 5 minutos. Esto implica que durante un tratamiento tienen que inyectarme cantidades extra de anestesia en forma casi constante. El profesional no puede creer que eso pase, y luego la zona queda hecha un colador, inflamada y dolorida. 
3) La anestesia hace efecto en forma exagerada… al menos media hora después de que terminó el tratamiento. Esto implica que durante el tratamiento me duele hasta el tuétano, y luego de que termina, toda la zona se duerme, se deforma y se inflama. 

La anestesia local que se utiliza con mayor frecuencia es la Xilocaína, y en experiencia de muchas personas afectadas por SED, los mayores problemas los tenemos con este anestésico en particular. 
Algunas personas indican que han tenido mejores resultados con la Bupivacaína, aunque yo no tengo experiencia alguna con ella, porque jamás los odontólogos consideraron la posibilidad de usarla conmigo; aún teniendo todos los problemas que tengo con la Xilocaína.

¡Cuidado! Extracciones dentales


Aunque a lo largo de mi vida me extrajeron varias muelas, y tuve los típicos problemas con la anestesia local y con la cicatrización de tejidos asociada al SED (aunque mi diagnóstico llegaría recién a los 39 años), una extracción en particular, que tuvo serias consecuencias, ocurrió un par de años antes de que estrenara mi tercera década de vida. 
Una de mis muelas se fracturó por la mitad, y aunque esto no era nuevo para mí, el problema fue que el odontólogo que la extrajo la rompió en varios pedazos, y luego tuvo serios problemas para eliminarlos de mi boca. Luego de un corte, varios martillazos, el uso de diferentes tipos de pinzas e instrumentos, luego de incontables tubos de anestesia y muchísimo dolor para mí, finalmente este profesional logró extraer la totalidad de la muela y preguntó, en voz alta: “¿Le doy un puntito de sutura, o no..?”. Lógicamente, no era algo que yo pudiera responderle. Decidió no suturarme. 

Cuatro días después, mientras él estaba de viaje, yo tenía tanto dolor, que recuerdo haberme golpeado la cabeza varias veces contra el lavabo del baño. Mi madre, que estaba de visita en ese momento, todavía recuerda el episodio, aunque ya pasaron más de 20 años. 
Por aquel entonces no había centros de emergencia odontológica en mi ciudad, así que fui a la guardia de un hospital, rogando que hicieran algo para aliviar mi dolor. Me recetaron Betametasona inyectable (un corticoide), que no tuvo ningún efecto...
Cuando logré consultar nuevamente al odontólogo, un par de días después, me explicó con total parsimonia que no se había formado (o se había desprendido) el coágulo, y por esa razón, el hueso de la mandíbula, astillado, había quedado expuesto. No sé qué cosa me puso, pero el dolor desapareció al instante. Eso sí; al haber estado el hueso expuesto, se retrajeron, tanto el hueso como la encía, y ahora no solo tengo una depresión en la mandíbula inferior, sino que –en opinión de 2 implantólogos- sería sumamente arriesgado intentar colocar un implante, porque primero habría que hacer un injerto de hueso.
A la fecha, solo puedo usar ese lado de mi boca (el derecho) para masticar comida blanda, ni muy fría ni muy caliente, por la extrema sensibilidad de la encía.

Ortodoncia


A los 32 años, finalmente tuve la posibilidad económica de hacer un tratamiento de ortodoncia, cuyo objetivo fue enderezar mis dientes torcidos y mejorar mi mordida, porque mis dientes superiores e inferiores no coincidían, y mis problemas de masticación eran importantes. 
Me extrajeron un par de piezas dentales, me pusieron brackets, y los unieron con esa especie de "alambre de fardo" que usan los ortodoncistas durante la primera fase del tratamiento. 
Cualquier persona (con o sin SED) que se haya sometido a un tratamiento de ortodoncia sabe que durante el primer tiempo se sienten bastante dolor y molestias, así que no voy a ahondar en detalles. Sí quiero decir que, aunque hacía ya un tiempo que tenía bruxismo nocturno, durante el tratamiento ortodóntico este se disparó a la estratósfera. Literalmente, masticaba y limaba mis dientes cada noche; imagino que por el dolor, la incomodidad, y por la rapidez con la que mis piezas dentales comenzaron a moverse. 
Una vez colocados los aparatos, en menos de 3 días, las puntas del alambre se incrustaron en mis mejillas (signo de que los dientes habían comenzado a moverse), y el odontólogo estaba feliz, porque el tratamiento había comenzado a funcionar con rapidez. 
Un mes después, comenzó a preocuparse un poco, ya que iba al consultorio día por medio para que cortara los extremos de los alambres. 
El tratamiento, que en teoría iba a tardar entre 2 años y medio y 3 años, se redujo a 18-19 meses. Cuando finalmente me sacaron los brackets, mis dientes bailaban dentro de mi boca; algo normal luego del tratamiento. Pero continuaron bailando durante unos 4 años, y la placa de retención que se usa luego del tratamiento, se convirtió en algo casi eterno para mí.

Luego de la ortodoncia, llegó la etapa de "embellecimiento" de mi dentadura, que consistió en ponerme coronas, que hicieran que mis dientes lucieran como si fueran quienes tenían que ser. Por ejemplo, uno de mis caninos terminó ocupando el lugar de un incisivo; mis incisivos centrales fueron cubiertos con coronas del mismo tamaño, y algunas muelas rotas también tuvieron coronas, que les daban la forma adecuada. 
Entre el tratamiento de ortodoncia y las coronas invertí una verdadera fortuna, y mi sonrisa mejoró bastante!... pero no así mis problemas de masticación
Antes de la ortodoncia, de algún modo los dientes apiñados trababan el deslizamiento de mi mandíbula. Luego, mi mordida parecía una pista de patinaje sobre hielo, y las subluxaciones del cóndilo izquierdo eran constantes. El odontólogo me hizo entonces una “desprogramación”, para llevar mis mandíbulas a la posición correcta, y me fabricó una férula de descarga rígida que se ajustaba a esa posición correcta. Usándola de noche, no solo logré controlar la destrucción de mis dientes por el bruxismo, sino que también logré tener mis bisagras mandibulares en su lugar durante un poco menos de un tercio del día (el tiempo que, con suerte y viento a favor, logro dormir cada noche). Al día de hoy continúo usando este tipo de férulas.

Implantes…


Hace un par de años llegó el momento de hacer algo con una muela que se había fracturado, y que era clave para poder seguir masticando: dado que como comenté, el lado derecho de mi boca no es de gran ayuda para masticar, necesitaba el lado izquierdo, y allí estaba mi muela fracturada. 
Un implantólogo me sugirió extraer la muela, y colocar un implante. Me habló maravillas del tratamiento, y me aseguró que sería la solución a todos mis problemas. 
Le expliqué que tengo SED y Síndrome de Sjögren, que mis tejidos son muy frágiles y deben ser tratados con extremo cuidado, que mi cicatrización no es buena, que tengo mis problemas con la anestesia local, que por la disfunción en la ATM no puedo permanecer mucho tiempo con la boca abierta, y que además, gracias al “Sueco que seca” mi producción de saliva es extremadamente limitada. Le llevé información sobre el SED (no así sobre el Sjögren, ya que dijo tener dos pacientes con esa enfermedad), le conté con lujo de detalles mi desagradable experiencia con aquella traumatática y dolorosa extracción de muelas que incluyó los golpes de cabeza contra el lavabo, el implantólogo se comprometió a leer toda la información que le había llevado, y acordamos una fecha para un combo 2x1: la extracción de la muela y la colocación de la base para el perno del implante.

Cuando llegó el día, la Ley de Murphy fue infalible. TODO salió mal. 
Con el primer intento de extracción, la muela se partió en varios pedazos. No habían pasado 5 minutos, y la anestesia local había dejado de hacerme efecto. Los intentos siguientes por extraer la muela terminaron en más roturas, incluido el quiebre de dos de las tres raíces. 
Varios tubos de anestesia después, con la boca y buena parte del tubo digestivo secos por mantener la boca abierta, se sumó otra odontóloga a la tediosa tarea de deshacerse de la muela en cuestión. 
Llegué a tener varios dedos y dos o tres elementos odontológicos juntos adentro de mi boca al mismo tiempo, y ya ni siquiera intentaba balbucear “me duele”; con solo levantar una mano, llegaba una nueva dosis de anestesia local, que duraba una exhalación, igual que todas las anteriores. 
Cuando pensé que todo había terminado, el implantólogo me dijo: “Ahora vamos a colocar la base del perno. Esto no duele”. Me perforó el hueso. Dolió bastante. 
Para cuando todo este procedimiento terminó, lo único que quería era irme y no volver nunca más… pero ese fue solo el comienzo. 

Dado que por mi problema hepático solo puedo utilizar codeína + paracetamol como analgésicos, pasé las siguientes 24 horas haciendo reposo (intentando ayudar con la cicatrización), tomando el máximo de analgésicos que tengo permitidos por día, y colocándome frío en la cara. Cuando unas 48 horas después bajó un poco la inflamación, me di cuenta de que mi encía tenía... filo. 
Consulté al implantólogo, que sin decir ni una palabra, me puso en la mano una gasa, y comenzó a extraer numerosas astillas de hueso de entre 1 y 3mm. Era la segunda vez en mi vida que me habían fracturado la mandíbula durante una extracción dental. 
Dos días después, tuve una nueva sesión de extracción de astillas óseas, ya que continuaba sintiendo filo en la encía. 
Luego de todo este manoseo, nuevamente, el hueso y la encía se retrajeron, y para completar, la raíz de la muela siguiente quedó completamente expuesta. Bastaba con colocar un espejo pequeño en mi boca, para ver el perfil completo de la raíz dentro de la encía. 

Pasaron varios meses hasta que finalmente tuve colocado el perno, y un par más hasta que el mismo implantólogo hizo fabricar la corona. Lamentablemente, da toda la impresión de que la corona es más chica de lo que debería, o está colocada en el lugar incorrecto, porque la raíz que estaba expuesta sigue viéndose completa, y el espacio entre la corona del implante y la muela siguiente es tan grande, que puedo hacer pasar entre ambos, sin ningún esfuerzo, dos escarbadientes juntos. Esto hace que cada partícula de comida se instale en ese amplio espacio, o junto a la raíz, y aunque en reiteradas oportunidades visité al implantólogo para explicarle que nunca me dijo que iba a tener este problema, y que debería darle alguna solución, se limitó a decirme que las coronas de los implantes nunca “calzan” tan bien como los dientes originales, y que todas las personas que tienen implantes tienen estos problemas. Qué pena que no me explicó eso antes, porque ahora no puedo masticar del lado derecho, ni del lado izquierdo. Esto, claro, contribuye a los importantes problemas de masticación que ya tenía antes de estos desafortunados episodios odontológicos.

Lamentablemente, el SED viene de la mano de numerosos problemas dentales y orales. El diagnóstico temprano debería ayudar a prevenir problemas, y a evitar complicaciones con los tratamientos, aunque el desconocimiento de la enfermedad en el ámbito médico suele llevar a importantes retrasos en la obtención del diagnóstico.
Pero además, contar con el diagnóstico no garantiza un tratamiento adecuado, porque a veces sucede que los profesionales no se informan adecuadamente y/o subestiman los efectos de la enfermedad y las posibles complicaciones que pueden producirse. 

Es MUY importante que todos los profesionales de la salud, incluidos aquellos que se dedican al cuidado y el tratamiento dental, estén conscientes de esta enfermedad y extremen los cuidados al atender un paciente con Síndrome de Ehlers-Danlos. 
Aquí debajo reuní algo de información que podría serte útil; tanto si estás afectado por SED, como si sos un profesional dental.

Ale Guasp
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Información sobre la dentición y los problemas dentales en el SED:

Composición de los dientes en el SED:


En el año 2009, un grupo de investigadores de Suecia y Alemania analizaron la morfología y la composición química de 47 dientes primarios exfoliados (caídos y extraídos) de 25 pacientes con SED (4 con SED tipo Clásico, 6 con SED tipo Hiperlaxitud y 15 pacientes con tipo de SED inespecífico) y compararon los resultados obtenidos con los de 36 dientes primarios de pacientes sanos (1). 

En los dientes de las personas con SED se encontró una alta frecuencia de esmalte con menor mineralización y de líneas incrementales (*) localizadas. 

(*) Líneas incrementales: líneas que señalan zonas de desarrollo del diente 

El análisis químico reveló un menor contenido de Carbono y una relación mayor de Calcio/Fósforo en el esmalte de los dientes de las personas con SED, indicando que el esmalte era poroso. 

La dentina de los dientes de las personas con SED también tenía un menor contenido de Carbono, y un mayor contenido de Calcio, Fósforo y Oxígeno. Las relaciones para el Calcio/Carbono y para el Calcio/Oxígeno también fueron mayores comparadas con las de los pacientes que no tenían SED. 

Los investigadores señalaron que estos hallazgos en el esmalte y en la dentina de los dientes primarios en los pacientes con SED podrían explicar en parte los problemas de caries que tienen estos pacientes, y que la composición química diferente de la dentina en los dientes primarios podría explicar la mayor cantidad de fracturas dentales en el SED. 

Los autores destacan que los niños con SED a menudo necesitan tratamiento dental especializado, y que por ello es importante que los dentistas pediátricos conozcan este síndrome y sus manifestaciones orales. 

También destacan la necesidad de realizar estudios adicionales sobre la estructura y composición química en los dientes de las personas con SED, tanto en los primarios como en los definitivos.

Problemas orales/dentales frecuentes en el Síndrome de Ehlers-Danlos (2)


Problemas en la articulación temporomandibular: 

  • Laxitud 
  • Ruidos y crepitaciones 
  • Inmovilidad/bloqueo 
  • Subluxaciones/dislocaciones 

Manifestaciones intraorales: 

  • Notoria fragilidad de la mucosa oral, incluyendo la piel alrededor de la boca y los vasos sanguíneos 
  • Aumento del riesgo de sangrado excesivo/hemorragia 
  • Tejido gingival frágil con: 
    • Inflamación persistente/hiperplasia 
    • Aparición temprana de periodontitis 
  • Los dientes pueden estar mal formados y ser translúcidos: 
    • El esmalte puede estar subdesarrollado (hipoplasia) 
    • Las piezas dentales pueden presentar fisuras profundas
    • Pueden presentarse piedras pulpares (dentículos) 
  • Puede producirse la caída prematura de los dientes, deciduos y permanentes 
  • La lengua generalmente es muy flexible: aproximadamente el 50% de las personas con SED puede tocar la punta de la nariz con la lengua (signo de Gorlin positivo) 
  • El paladar con frecuencia es anormalmente alto y arqueado 
  • En caso de realizar suturas, éstas pueden no mantenerse bien 


Precauciones para el tratamiento dental de las personas con SED: 

  • En caso de prolapso de la válvula mitral, debería considerarse realizar profilaxis antibiótica (por la posibilidad de endocarditis infecciosa)
  • Durante el tratamiento dental, deberían tomarse descansos breves, aproximadamente cada 10 minutos, y evitar posiciones que aumenten el estrés en el cuello y la espalda, siempre que sea posible 
  • Los protectores bucales pueden ayudar a evitar problemas en la articulación temporomandibular 
  • Al utilizar anestesia local, debe tenerse en cuenta que muchas personas afectadas por SED no responden en forma completa a las inyecciones de Lidocaína. (*)

(*) Algunas personas afectadas por SED han indicado en foros y grupos de discusión que con anestésicos como la Articaína o la Bupivacaína han tenido mayor efecto que con la Lidocaína. Si has tenido problemas con este anestésico local, podés consultar con tu odontólogo sobre alternativas a la Lidocaína, y si tenés problemas cardíacos/valvulares, no olvides comentarlo!!

Precauciones para el tratamiento ortodóntico en personas con Síndrome de Ehlers-Danlos: 

  • Las fuerzas aplicadas en el tratamiento ortodóntico deberían ser menores: por la fragilidad del ligamento periodontal, y para evitar posibles daños en la mucosa 
  • Existe un aumento en el riesgo de ulceraciones en la mucosa, relacionados con la posición de los brackets 
  • Existe un aumento del riesgo de migración/movilidad rápida de los dientes 
  • Deberían considerarse períodos mayores de retención 

Precauciones quirúrgicas y endodónticas: 

  • La cirugía dental y maxilofacial deberían evitarse si existen otras opciones disponibles 
  • Deberían realizarse estudios de coagulación antes de realizar cualquier cirugía 
  • Eventualmente, podría considerarse el uso de la desmopresina para normalizar el tiempo de sangrado (*)
(*) En un estudio realizado en 19 niños con SED y síntomas de sangrado, 18 de 19 (94.7%) tuvieron tiempos de sangrado basales anormales. Este mismo estudio también confirmó reportes de caso anteriores en los que se había registrado que la desmopresina normaliza el tiempo de sangrado en pacientes con SED (Mast KJ, Nunes ME, Ruymann FB, et al. Desmopressin responsiveness in children with Ehlers–Danlos syndrome associated bleeding symptoms. Br J Haematol 2009;144:230–233.)
  • Elevar el colgajo mucoperióstico con cuidado 
  • Cerrar las suturas con poca tensión, en secciones de tejido mayores de lo normal 
  • Al aplicar fuerzas en las encías y los tejidos circundantes debe tenerse especial cuidado, por la fragilidad inherente de los tejidos 
  • Es posible que la cicatrización de los tejidos sea lenta o incompleta luego de las extracciones dentales, y las suturas podrían no mantenerse 
  • Debe buscarse la presencia de piedras pulpares y raíces anormales 

Implantes dentales:


La información sobre el tratamiento con implantes dentales en personas con Síndrome de Ehlers-Danlos es escasa. Un estudio publicado en Enero de 2012 en la revista científica The International Journal of Prosthodontics registró los resultados del tratamiento con implantes dentales en 5 mujeres con SED (tipos Hiperlaxitud y Clásico, con edades entre 19 y 68 años), a las que se les realizaron 16 implantes en total. El resumen del artículo señala que las mujeres fueron observadas durante un período que varió entre 2 y 12 años. Los investigadores señalan que no se perdió ningún implante, que la pérdida ósea fue mínima y que las pacientes estaban conformes con el tratamiento. (*)

(*) Debe tenerse en cuenta el bajo número de la muestra (cinco pacientes) de este estudio, que hace que los resultados observados NO puedan generalizarse a todos los pacientes con SED que realizan un tratamiento con implantes dentales.

Sugerencias para atender mejor a los pacientes con SED en consulta odontológica (3):


Primero y principal, estén alertas. Este no es un síndrome del que muchos estén conscientes, incluso si padecen sus efectos. 

Si un paciente presenta varios problemas inexplicables que apuntan al diagnóstico de SED, explíquenles y deriven al paciente con un médico. 

Les comento lo siguiente a modo de ejemplo simple: Empiezan a tratar a un paciente que tiene mínima placa y un excelente régimen de cuidados en casa, pero tiene hemorragia generalizada en la cavidad oral durante un tratamiento profiláctico. También pueden notar una retracción inexplicable en los tejidos. Ustedes notan un paladar alto, labios finos, mentón pequeño, nariz fina y ojos grandes. El paciente tiene en su historia clínica un diagnóstico de disfunción en la válvula mitral. Luego de mi investigación en el SED, yo le explicaría esto al paciente y le sugeriría una consulta con el médico. Al principio, tener esta conversación puede resultar incómodo, pero si se maneja con calma y con consideración, es esencial. Recuerden, un SED Vascular no diagnosticado podría tener consecuencias de vida o muerte. 

Incluyan el SED en sus fichas de historia clínica dental. 

Si tratan a cualquier paciente con SED, consideren ajustar sus rutinas dentales para satisfacer sus necesidades únicas:

  • No hiperextiendan la articulación temporomandibular durante un tiempo prolongado, para evitar dislocaciones y/o malestar. 
  • Minimicen el riesgo de hematomas o de lesiones articulares, retirando cualquier objeto que pudiera obstruir el paso en el consultorio. 
  • Mientras usan los instrumentos dentales, háganlo muy suavemente, aunque minuciosamente. Recuerden, el riesgo de hemorragia gingival, de problemas periodontales, y de cicatrización lenta es mayor en un paciente con SED (14). 
  • Pregúntenle al paciente si tiene dolor articular crónico que interfiera con sus rutinas diarias. Pueden tener que recomendarle fuertemente que realice un cuidado más continuo, que utilice un cepillo dental eléctrico, y/o un Waterpik para ayudarlo con la limpieza dental. 
  • Consideren evaluar a sus pacientes por posibles necesidades nutricionales de vitamina C. 
La vitamina C ayuda a la síntesis del colágeno y ayuda con la cicatrización (14). Para una persona con SED, evaluar este componente de la enfermedad podría aumentar su calidad de vida y ayudar a minimizar las hemorragias durante los procedimientos dentales.
En adultos, la ingesta diaria recomendada de vitamina C es entre 65 y 90 mg por día, con un límite superior de 2000mg/día (15). Como siempre, aconséjenle a su paciente que busque consejo médico si elige tomar vitamina C en forma suplementaria.

Referencias bibliográficas:


  1. Extracto del artículo "Aspects on dental hard tissues in primary teeth from patients with Ehlers–Danlos syndrome". G. Klingberg, C. Hagberg, JG. Norén & S. Nietzche, International Journal of Paediatric Dentistry 2009; 19: 282–290.
  2. Extracto de "Dentistry- Medical Resource Guide" (https://ehlers-danlos.com/wp-content/uploads/MRGDentistryS.pdf). Guía sobre problemas dentales en el Síndrome de Ehlers-Danlos de la EDNF, Fundación Nacional del Síndrome de Ehlers-Danlos de EEUU (hoy “The Ehlers-Danlos Society)
  3. Extracto de “Disconnnected... Ehlers-Danlos syndrome: Some symptoms point to a need for greater awareness among dental professionals”, publicado en RDH Magazine (revista Registered Dental Hygienist) el 12 de Junio de 2015. Autora: Judith M. Stein, Higienista Dental.

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